A pesar de que los registros más antiguos de la práctica o los inicios del Taekwondo, son del Reino de Koguryo, es a los nobles del Reino Silla, los Hwarang, a quienes se les atribuye el desarrollo y difusión de este arte marcial en el territorio Coreano.
Esto se debió principalmente a que Silla, por ser el Reino más pequeño y menos civilizado, era constantemente atacado por los piratas japoneses, por lo que solicito ayuda al Rey Gwanggaeto de Koguryo, el cual envió aproximadamente 50 000 soldados a que instruyeran a los sillenses en las técnicas del Tae Kyon.
Posteriormente, los Hwarang fundaron una academia militar únicamente para la nobleza de Silla, a la cual le denominaron Hwarang-do, lo que significa “El camino de la hombría floreciente” y del mismo modo también su acepción es “Hermandad de hombres ilustres”.
Esta Academia buscaba educar hombres completos, por lo que todo aquel que entraba a ella, además de ser instruido en artes marciales, también prendía y se cultivaba en artes, ciencias y filosofía. Sus bases filosóficas fueron el Budismo, Confusionismo y Sun y por supuesto en el Tae Kyon.
La academia aceptaba a los hijos de la realeza, los cuales eran denominados Hwarang y a jóvenes entre los 16 y los 20 años, seleccionados entre los hijos de la realeza, a los que se les llamaba Nangdo.
Los Cinco Principios de los Hwarang
La academia Hwarang-do, se regía por 5 principios fundamentales:
Se leal a tu país.
Se obediente con tus padres.
Se sincero con tus amigos.
Nunca retrocedas en la batalla.
Nunca tomes una vida injustamente.
Los Hwarang viajaban por todo el territorio Coreano con la finalidad de conocer más su cultura, por lo que durante su viaje instruían a muchas personas en el arte del Tae Kyon.
Durante la era de la dinastía Silla (668-935 d. C.), el Tae Kyon se diseminó por todo el territorio Coreano, pero era considerado solamente como un deporte y actividad recreativa.